Discurso del director del Centro de la Imagen en la apertura de la exposición Bajo tu amparo: una mirada antropológica a la devoción altagraciana

El 15 de agosto de 1922 fue celebrada la coronación canónica de la Virgen de la Altagracia. Esta solemne ceremonia religiosa fue oficiada por Adolfo Alejandro Nouel, arzobispo de la Arquidiócesis de Santo Domingo, en la Catedral Metropolitana.  Monseñor Nouel había ocupado el cargo de presidente de la República Dominicana por un breve espacio de tiempo, desde finales de 1912 hasta mediados de 1913.

Este singular evento religioso fue celebrado durante la primera intervención norteamericana en nuestro país (1916-1924), el cual despertó un sentimiento patriótico y de identidad entre la población dominicana que repudiaba la ocupación militar.

Al conmemorarse los 100 años de la coronación de la madre espiritual del pueblo dominicano, la Ciudad Colonial se viste de gala para honrar con múltiples actividades y exposiciones a nuestra protectora, en una gran celebración de amor, fe y gratitud hacia nuestra milagrosa Tatica. Tienen a su cargo esta celebración el Arzobispado de Santo Domingo,  el Ministerio de Turismo, Ministerio de Cultura, la Dirección General de Museos, la Alcaldía del Distrito Nacional, el Clúster Turístico de Santo Domingo con el apoyo del Voluntariado de Museos de la Ciudad Colonial y el Centro León.

Esta exhibición Bajo tu amparo: una mirada antropológica a la devoción altagraciana la dedicamos a Virginia Roca Pezzotti, quien por más de tres décadas ha presentado numerosas exposiciones y eventos vinculados al arte sacro, con particular énfasis en la venerada Virgen de la Altagracia. Su arduo trabajo realizado para la difusión, promoción y el rescate de expresiones culturales rinde hoy frutos, y nos sirven de inspiración para presentar esta colectiva, con la que queremos testimoniarle nuestro cariño, respeto y admiración. Virginia se encuentra recluida por razones de salud. Deseamos su pronta recuperación para tenerla de regreso en la gestión cultural, con la misma pasión, entrega y energía que la caracteriza. Es oportuna la ocasión para pedir a Tatica que interceda por el restablecimiento de su salud, algo que haría muy feliz a su hija, sus hermanas y demás familiares, así como sus amigos, entre los que me incluyo. Para la Fundación Imagen 83, presidida por Mayra Johnson, y el Centro de la Imagen es un merecido acto de reconocimiento dedicarle esta exposición por todo el trabajo realizado desde 1988.

Cito a Virginia con dos breves párrafos escritos por ella que nos muestran su emotivo sentir sobre nuestra protectora:

El culto a la Virgen de Altagracia, está extendido por todo el territorio nacional, por lo que dada la popularidad y devoción de la que goza, en cada poblado del país, se pueden encontrar altares referentes a ella, en áreas comunes como las Plazas o parques, así como en los hitos de entrada o salida de los poblados.

El icono que la imagen gráfica, está sumido en un compacto legado simbólico, devocional y carismático, que no requiere de descodificaciones…. Tan solo requieren de la emoción que ella despierta, de la seguridad que Ella ofrece, del sentir único y perfecto de llegar a buen resguardo si se está bajo su manto iluminado.

Mi acercamiento a la Virgen de la Altagracia viene desde mi niñez; mis padres, a pesar de ser españoles, devotos de la Virgen del Carmen, al llegar a este país, quedaron prendados de esta advocación y la hicieron suya con el mismo fervor dominicano.

Recuerdo esos viajes a Higüey, primero a la iglesia de San Dionisio y luego a la Basílica. Como no recordar el Hotel Naranjo, para almorzar en esos viajes interminables de 5 horas, cuando no teníamos ni autovías ni nada por el estilo.

Esta muestra fotográfica recoge una amplia gama de actividades e interpretaciones en torno al culto mariano, bajo la advocación de la Altagracia. Una devoción que ha fomentado tradiciones y costumbres por varios siglos en todos los ámbitos de la vida nacional.  50 obras de veintidós artistas de diversas generaciones, nacionales y extranjeros, participan en esta exposición. Contamos en la misma con maestros consagrados, figuras cimeras, de media carrera y hasta emergentes, para conformar un singular conjunto que comprende obras realizadas desde la década del treinta del siglo pasado hasta nuestros días.

Ellos son Herminio Alberti, Maritza Álvarez, José Antigua, Toño Arias Peláez, Carmen Inés Bencosme, Ricardo Briones, Juan De Los Santos, Polibio Díaz, Bernard Diederich, Yael Duval, Pedro Farías Nardi, Fer Figheras, Mariano Hernández, Ángel García, Wifredo García, Sandra Garip, Clara Martínez Thedy, Charo Oquet, Alfredo Senior La Paz, Rafael Sánchez Cernuda, Mayra Johnson y Carlos Acero Ruiz, quien esto escribe con una obra seleccionada por Virginia Roca para una de sus muestras.

Todas estas obras que presentamos evidencian el marcado interés que despierta entre los creadores plasmar el fervor desde: actos litúrgicos, procesionales, ofrendas y altares. Abarca todo lo relacionado con la religiosidad popular en las que la música, la salve y cánticos improvisados se convierten en protagonistas de fiestas de palos y atabales en toda la geografía dominicana. Registros de ceremonias populares, en los que existe un sistema de jerarquía devocional, muchas veces heredada en familias que conservan estas tradiciones bajo diversos códigos en los que encontramos custodios de la imagen, comisarios, reyes y reinas, cofrades, padrinos, músicos y cantadores de la celebración. Todas estas expresiones artísticas, sin lugar a duda, han enriquecido el folclore en torno a una santa cercana y amiga, a quien acude en ayuda y protección el pueblo dominicano, en sus distintos estratos sociales.

Gracias a cada uno de los artistas que con gran entusiasmo acogieron nuestro llamado para formar parte de esta exposición, si ellos no hubiese sido esto posible.

Agradecemos a los coleccionistas que nos ha permitido exhibir sus obras, a la Casa Fotográfica de Wifredo García,  al Centro León, especialmente a María Amalia León, a Luis Felipe Rodríguez, Awilda Reyes, Sara Hermann, Mario Núñez y  Daniela Cruz Gil por el empuje y la coordinación, así como a las demás instituciones que organizan y apoyan este gran tributo, por la invitación  para honrar a nuestro símbolo y patrimonio nacional, la Virgen de la Altagracia, ícono por excelencia que unifica la identidad cultural de una nación, sin distinción de credos ni razas.

Deseo finalizar mis palabras leyendo la plegaria compuesta por Monseñor Nouel para que fuese rezada por los fieles en toda la arquidiócesis en el momento de la coronación:

Virgen Santísima, Madre Nuestra de la Altagracia, ampara y defiende al católico pueblo dominicano, que hoy te corona y te proclama su única reina soberana.

 

Carlos Acero Ruiz

Artista y curador