Entre el momento en que se jugó béisbol por primera vez en Quisqueya y el año 1907 transcurrieron 21 años, un lapso de tiempo en que los acontecimientos relativos al nuevo deporte no fueron de gran trascendencia.
Lentamente, tal como transcurría la vida en la isla, este se iba desarrollando. En 1907 había cierto grado de estabilidad y la rivalidad en el béisbol de Santo Domingo era representada por el Casino y El Vía, equipos que gozaban de cierta organización, aunque operaban más como clubes deportivos que como equipos.
El acontecimiento que da al año 1907 una connotación especial en la historia del béisbol dominicano es el nacimiento del club Licey, organizado el 15 de noviembre de ese año para enfrentar a los mencionados conjuntos. La positiva trayectoria deportiva y la organización de este equipo motivaron que con el transcurrir del tiempo fueran surgiendo otros grupos para enfrentarlo, lo que generó una dinámica que estableció las bases sobre las cuales se sustenta el béisbol de hoy. El Licey, que luego adoptó el sobrenombre de Tigres y el color azul, fue la piedra angular alrededor de la cual se generó la actividad, ya fuese para combatirlo como para defenderlo, por eso también es conocido como El Glorioso.
La historia registra la mencionada fecha como el momento de surgimiento del Licey; el lugar fue la casa de Vicente Vallejo, ubicada en la calle El Conde No. 85. Fueron gestores, además del anfitrión, Haim H. López Penha, Luis Fiallo, Jacinto R. Vallejo (Pichán), Luis Castillo, Salvador Piñeyro, Álvaro Álvarez, Ricardo Arturo (Tutú) Martínez, Ángel Mieses Lajara, Chichí Mueses, Federico Fiallo, Arturo Perdomo, Luis Vallejo de la Concha, George (Geo) Pou Primet, Virgilio Penson (Ninito), Virgilio Abréu y Tulio H. Pina.
Tomado del libro ¡Nos vemos en el play! Béisbol y Cultura en la República dominicana, del ensayista Tony Piña.