Visita comentada, sesión de biodanza y un taller de creación de piezas tridimensionales dentro del programa de actividades de mediación que acompaña la muestra.

El sábado 11 de noviembre, un grupo de amantes del arte y de la naturaleza disfrutaron de un conjunto de experiencias en torno a las esculturas que conforman la exposición Amaya: Lo humano, lo natural y lo lógico.

El programa ofreció una variedad de experiencias, iniciando con una visita comentada, con el acompañamiento de mediadores de la institución. En esta primera parte, las participantes exploraron las piezas de gran formato, creadas por la artista Amaya Salazar, dispuestas en los jardines del Centro León.

A seguidas, los participantes tuvieron la oportunidad de experimentar con biodanza, a cargo de la facilitadora Renate Nuernberger. Durante la sesión, se hicieron ejercicios para conectar con la naturaleza interior, a través del movimiento, la música y la expresión corporal consciente; finalizando con un momento de preguntas y respuestas, actividad a la que se sumó la artista.

Para finalizar, en una dinámica de taller, se crearon piezas tridimensionales utilizando elementos naturales con el maestro educador Waly Vidal.

Amaya: Lo humano, lo natural y lo lógico está abierta al público de martes a domingo de 10:00 a. m. a 7:00 p. m.; hasta el domingo 28 de enero del 2024, martes de entrada gratuita. Para conocer de otras actividades que le darán continuidad al programa, accede a www.centroleon.org.do. 

Sobre la exposición

Amaya: Lo humano, lo natural y lo lógico, muestra que revela la creatividad de la artista Amaya Salazar a través de cuatro esculturas de gran formato, concebidas para habitar los jardines del Centro León.

Estoica, una maternidad de resina y hierro que celebra la feminidad y la constante elevación de la mujer; Arecaceae, palma en horizontal creada a partir de formas geométricas; Reto al futuro, juguetona, tenaz, segura e independiente, esta es la adolescente que se presenta entre dos planos que simulan una puerta o ventana; y Avatares del tiempo, este árbol y los círculos que forman parte de su entorno, representan el ciclo de la vida constantemente cambiando y resistente.