Ian Víctor y Jorge González Fonseca dialogarán sobre su experiencia en uno de los proyectos creativos más provocadores del arte joven dominicano.

MODAFOCA es mucho más que moda… También es más que una versión figurativa de los mamíferos marinos del suborden de los pinnípedos que se aposta como su apellido de orden paterno. Nuestro primer contacto fue un deja vu. MODAFOCA existía mucho antes de ser concebida y patentizada por Ian Víctor y Jorge González Fonseca. Era parte de un entretejido que se generó y formuló a partir de una aparentemente insostenible crisis social que, al final, maravillados, nos dimos cuenta de que sosteníamos y sostenemos.

Con el alza del dólar y de los combustibles, del pan de agua y el ají cubanela –que llegó a cotizarse a sumas sin precedentes–, el creciente deterioro social y la abulia bulímica de los ciudadanos o ciudadanas; alguien tenía que tomar la palabra. Y de tomar la palabra se desprendía un posicionamiento en la palestra…aunque en este caso fuera la palestra de colmadones, del grupo de amigos y la nocturnidad.

De MODAFOCA, como headquarter conceptual ramifican varias vertientes. El espacio dedicado a la moda; el destinado al estudio de diseño –son formistas–; y el espacio que asemeja a una galería arte contemporáneo urbano.

La moda, el vestir y aderezar los cuerpos y existencias, lejos de ser un asunto simplemente trivial constituyen para Ian y Jorge un documento estético sociológico que muestra las sensibilidades y preocupaciones de esta época. Sus planteamientos en el vestir del tronco y parte de nuestras extremidades suponen ampliar la reflexión al contexto sociocultural y antropológico que habitamos. Como dijo una vez Sánchez Vázquez “la moda ha pasado a formar parte de las preocupaciones políticas asociadas a la democratización” y en cada una de las propuestas de MODAFOCA, por inofensivas que parezcan hay un planteamiento político. Vestir una camiseta de MODAFOCA significa tomar posición…y eso en tiempos de desconcierto y constantes indecisiones, de rosados y combinaciones atávicas de colores opuestos en la rueda del color, es muy bueno.

Ian y Jorge son formistas, no conformistas. Su estudio de diseño plantea viabilidades solo posibles gracias al absurdo de este tipo uncanny de isla. Como salido de un maridaje productivo entre Alicia en el país de las maravillas y The private psychedelic reel de Chemical Brothers, se propusieron, muy a pesar de su realidad hacer la campaña turístico-publicitaria de Pedernales (www.visitapedernales.com, realizado junto a Maurice Sánchez) como si no bastara el recuerdo de la inundación de aquel otro Oviedo que se llevó en su cólera el esqueleto de un Giudicelli de ensueño, y la mas reciente exclusión de Bahía de las Águilas de la “listica” de zonas protegidas, para corroborar que en estos 2,074.53 km2 todavía hay fe y belleza imponderables. Y ellos son capaces de eso. Confirmando otra vez a SV, en cuanto a la idea de que las sociedades contemporáneas se han organizado bajo la ley de la renovación imperativa, de la caducidad orquestada, de la imagen, del reclamo espectacular y de la diferenciación marginal, MODAFOCA se impone.

El espacio de galería es irreverente, como lo que prometen visualmente. Un arte comprometido (aunque sea con ellos mismos) perteneciente a la subcultura urbana que mas tiene que ver con el salón de al lado que con el salón de exposiciones del museo. Estas paredes y piso expositivos pretenden paliar una de las lagunas más grandes de nuestro país, la ausencia de centros autónomos sin “estructura”, desvinculados de museos y políticas expositivas, dedicado a la documentación de un arte desconocido y sin mucha difusión, el arte del sonido, del repiquetear de los timbres en las puertas ajenas, del graffiti de henna urbano, de la apoteosis de esta dominicanidad subalterna.

Finalmente es provocador y provocativo, depende de que lugar de la ventanilla te encuentres, poder decir a gritos MODAFOCA. El argot como demostración de la individualidad, el uso de sustantivos o términos no estándares y provenientes de otras lenguas ha configurado nuestro “dominicano” mas culto desde momentos que ya ni recordamos. Hay una voluntad de desafío semiótico al llamarse MODAFOCA. Mas aún al llamar de esa manera a un proyecto de vida y acto de fe en que se embarcaron Ian y Jorge con la conciencia de que estaban al menos transformando su espacio inmediato. Poco conocemos aun de los artículos de vestir derivados del cuero de estos pinnípedos, es también insuficiente la información en torno a sus modos de vida y su relación con las costumbres del vestuario contemporáneo; de lo que si estamos seguros y constatamos en estudios realizados en un universo de 20 personas es que al menos nuestro mundo cambió el día en que vestí la camiseta de ¡Give Haiti a Chance!.

Sara Hermann