Como parte de las actividades previas a la exposición ¿Qué es el arte moderno para ti?, se realizó en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo un conversatorio con Luis Camnitzer, considerado uno de los pioneros del arte conceptual, al tiempo que una de las voces más escuchadas del arte contemporáneo.

El pasado miércoles 16 de febrero, el reconocido artista, crítico y pedagogo Luis Camnitzer sostuvo en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo un encuentro bajo el título Una exposición bien moderna, en el cual presentó y argumentó las que él considera una variedad de vías posibles para ver una obra de arte como el resultado de un proceso de pensamiento y problematización.

La visita de este especialista se realizó con motivo de la apertura de la exposición ¿Qué es el arte moderno para ti?, que será exhibida en la sala de exposiciones temporales del Centro León, en Santiago, desde el 18 de febrero de 2011, como resultado del trabajo de colaboración entre esa institución dominicana, la Fundación Cisneros y la Colección Patricia Phelps de Cisneros.

Esta muestra expositiva está concebida en su totalidad como propuesta educativa y un laboratorio de pensamiento, a través del cual se busca propiciar diálogos entre el público y las obras expuestas. Luis Camnitzer formó parte del equipo curatorial de la exposición.

En ese sentido, hizo referencia a la idea que originó esta exposición a partir de la palabra moderno en sus dos acepciones. La palabra referida a lo nuevo, lo contemporáneo, lo que en cierto modo está de moda. Y la acepción académica, en sí misma también confusa, que generalmente se asocia más con el arte producido en la primera mitad del siglo XX.

“Hoy seguimos identificando lo moderno con progreso. Lo moderno es el Blackberry, el Ipod, la heladera de acero inoxidable y en general aquellos artículos de consumo que están al día. Lo moderno en realidad sigue siendo lo contemporáneo que logra estar de moda” expresó Camnitzer durante su ponencia.

El artista planteó cómo los académicos tratan de dilucidar cuidadosamente las diferencias entre las categorías de moderno, posmoderno y contemporáneo, mientras que el habitante promedio se preocupa más por si las cosas sirven en el día de hoy, y por si entre ellas hay cosas que sirven mejor que aquellas que ya tiene. “Para ese habitante, la percepción de la modernidad no es histórica sino funcional y de estatus”, dijo.

Para Camnitzer esa constante puesta al día en el consumo de objetos de uso no se refleja en lo que respecta al arte, “si hiciéramos una gráfica del gusto estético promedio con respecto a las obras que se muestran en los museos, el punto más alto de la curva se daría para las obras realistas y después de pasar al impresionismo comenzaría a bajar. Obras cubistas hechas hace un siglo siguen siendo descartadas con un no lo entiendo, o un no me gusta”.

Y agrega, “extrañamente, son obras que expresan la misma cultura que generó los artefactos modernos en su época y que luego fueron superados por los artefactos modernos que los siguieron. O sea: lo moderno es bueno para mí, pero al arte moderno no lo entiendo”, puntualizó.

A partir de estos supuestos los equipos de trabajo del Centro León y de la Colección Patricia Phelps de Cisneros decidieron enfrentar esta situación. Tomando como base una selección representativa de obras maestras provenientes de colecciones privadas, y museos dominicanos.

“Lo normal y lógico era colgar estas obras en las salas del Centro León y dejarlas, como siempre, para que el público circule frente a ellas, se impresione con las firmas, y vuelva a sus casas. El desafío para nosotros entonces fue lograr una exposición en la cual producimos esos cambios. En lugar de limitarnos a presentar obras al público, acompañamos al público en una exploración más profunda”, expresó el destacado artista.

Es por eso que el título de la exposición se convirtió en una pregunta, “no quisimos organizar una exposición cuyo mensaje sea: esto es una genialidad y si usted no lo entiende es porque es bruto. Nos propusimos en cambio organizar una muestra en donde el público tenga la libertad de también tener la posibilidad de pensar: esto es una porquería. Solamente que queremos que si ese público llega a afirmar eso, lo haga porque después de ver la exposición adquirió cierta autoridad para respaldar su opinión.

Al finalizar, Camnitzer manifestó que dada la naturaleza educativa de la exposición pretenden lograr “que el espectador se salga de la posición subalterna de consumo del arte y pase a posicionarse como un colega del artista. No necesariamente como un artista más, pero sí como alguien que asume su potencial creativo y activo”.