El domingo 27 de agosto recibimos la triste noticia del fallecimiento de Don Eduardo A. León, hijo fiel y respetuoso del ejemplo de sus padres Don Eduardo León Jimenes y Doña Mayún Asensio de León. 

Con una particular forma de presentar sus vehementes convicciones, Don Eduardo desarrolló cualidades que lo identificaron como un hermano franco y convincente, un empresario lúcido y refinado, un amigo leal y un hombre visionario que emprendió ingeniosos y diversos proyectos como gestor, ejecutivo, diplomático y filántropo.
Sus labores de filantropía se consolidan en el 1964 con el lanzamiento del Concurso de Arte Eduardo León Jimenes, certamen que este año llega ya a su XXI edición en sus 42 años de inspiradora existencia. Fue precisamente en el primer concurso cuando Don Eduardo se comprometió con la futura creación de una institución cultural capaz de dinamizar el arte dominicano y proyectarlo a todo el mundo. Con la ayuda de Don José León y de todos sus hermanos, fue impulsando este proyecto con mucha ilusión y decisión hasta que pudo ver consagrado ese gran sueño al inaugurarse el Centro León el 3 de octubre de 2003.
Unos días después de la inauguración, Don Eduardo concedió una entrevista en la que declaró: “Para mí ha sido una sorpresa tan grande ver terminado el Centro León y me he sentido tan orgulloso del mismo porque no creía que iba a ser de esta magnitud. Creo que nunca me voy a dar realmente cuenta del enorme potencial que tiene esta obra que no sólo me emociona sino que me enorgullece”.
En esa memorable ocasión, también opinó lo siguiente con relación a la exposición Huella y Memoria que hace un recuento de la evolución de la familia y las empresas León Jimenes: “Al principio creía que no se iba a hacer en la forma como se ha logrado… Mi miedo era que la gente pensara que esto iba a ser sólo para engrandecer el nombre de la familia, pero tengo que decirles que esto ha quedado de una manera tan sublime, tan bien hecho todo, con tanto tacto, que realmente yo me siento satisfecho y, vuelvo a repetir, más que orgulloso… Viví en el tiempo en que todo esto se inició con la ayuda de toda la familia. Yo no sabía que todavía existían muchas de las cosas que se recolectaron, de manera que fue sumamente grato encontrarme con ellas. Esta exposición me recordó, por ejemplo, cuando Fernando y yo jugábamos con las pacas de tabaco… Cuando vi la foto de los tabaqueros, me recordé que ella se tomó el mismo año que regresé de la universidad…”.
Así era Don Eduardo con todos y para todos los que convivimos en la comunidad del Centro León. Siempre atento a lo que hacíamos: observando, corrigiendo, sugiriendo y vigilando que todo quedara dentro del espíritu cívico que ha animado a su familia y de acuerdo con los exigentes estándares de calidad que caracterizan el emblema León Jimenes en todo lo que hace, en todo lo que crea…
Que descanse en paz Don Eduardo, su ejemplo siempre nos acompañará junto con su recuerdo profundo e imperecedero.

Rafael Emilio Yunén