Esta es una obra de amor, del amor profundo que hacia su madre sienten en el corazón los hijos agradecidos. Y por ser mayo el mes dedicado internacionalmente a las madres (aunque a ellas deben dedicarse todos los meses de todos los años, mientras dure la vida), hoy la Mediateca del Centro Cultural Eduardo León Jimenes quiere recomendarlo a sus usuarios y colaboradores.

Publicada por la Editorial Villa Ocampo, de México, en 1949, esta obra de apenas 75 páginas es un himno del amor de una hija hacia su madre Omnipresente, en medio de los avatares de la Revolución Mexicana (1910-1917) que los deja a ellos sin padre y a su madre viuda.

En una prosa poética del alto vuelo, se nos va conformando la figura extraordinaria en la que los ojos de la niña (que habla también por sus hermanos) han convertido a su madre. Una madre que abarca todo un mundo (como siempre ocurre), el único mundo conocido por sus pequeños hijos que en ella y solo en ella alcanzan a comprender el sentido de la protección, de la ternura, del amor incondicional que experimentan, aunque no sepan explicarlo.

Como si no fuera suficiente el valor de la obra por sí misma, esta edición está ilustrada por la mano exquisita de José Clemente Orozco, considerado junto a Diego Rivera y a David Alfaro Siqueiros, uno de los padres del muralismo mexicano que marcó toda una época y dejó profunda huella en la historia del Arte Universal.

Recomendamos a nuestros usuarios y colaboradores visitar la Mediateca del Centro León, y deleitarse leyendo estas páginas que, luego de ellas, no podrá mirar el mundo sino desde la perspectiva más sublime desde la que se pueda contemplar esta magnífica aventura que es la vida humana: la del amor que protege, que provee, que da vida: el amor de una madre.