Presentación de la Tertulia Caribeña donde Damaris Defilló, Nandy Rivas, Freddy Ginebra y Max Pou respondieron una pregunta: ¿Cómo se hizo dominicana la publicidad? 

Freddy Ginebra no sabe escribir axiomas. Sus párrafos están zurcidos con sus propias vivencias, por eso sospecho que la frase no es suya. Aún así, debo reconocer que está dicha en su poética. Cuando la dijo, trataba de responder una interrogante que se había hecho él mismo. ¿Qué es un publicista? Preguntó en un texto donde narraba sus peripecias con colegas de todos los continentes. “Un publicista –respondió resuelto– es aquel que logra venderle hielo a un esquimal”. Dos o tres párrafos después, Freddy mencionaba por sus nombres y apellidos a las personas que más le debía en el mundo de los comerciales (que así se llamaba en su época): Damaris Defilló, Nandy Rivas y Max Pou eran tres de los que sobresalían en aquella escueta lista. Dicho entonces del modo más simple, para todos los que estamos aquí es un privilegio compartir esta noche con tan insignes vendedores de hielo.

Una de las escenas más absurdas de la historia de la literatura es aquella en que Aureliano Buendía va del brazo de su abuelo a conocer una piedra de agua. Pocas metáforas nos definen tanto como caribeños y latinoamericanos como esa donde algo tan sencillo como el hielo se convierte en poco más que un imposible. Dejemos al celebérrimo personaje garciamarquiano y recordemos por unos segundos aquellos individuos dibujados a blanco y negro –un cibaeño, un sureño y un capitaleño– que entraban en una refrescante máquina del tiempo que los llevaba directamente al verdadero sabor. O repitamos de memoria aquellas frases con sabor a pueblo y a inteligencia: “Barahona es un pueblo cuatriboliao y minoso”, “los veganos somos buenos todos” o “los mocanos somos secos, sacudíos y medíos por buen cajón”.

Esos anuncios hace más de una década que dejaron de colocarse en los medios, pero son parte de la memoria colectiva de todos los dominicanos como algunos merengues y no tantas bachatas. Ello prueba que la publicidad, además de lograr que un esquimal se sienta en la necesidad de comprar un trozo de hielo, puede convertirse en cultura si está hecha con talento e imaginación, que son la materia prima indispensable para cualquier obra de arte.

Al principio de este texto repetíamos una pregunta de Freddy Ginebra. Ahora hacemos otra para que él la responda con el auxilio de los ilustres que le acompañan. ¿Cómo se hizo dominicana la publicidad? es una Tertulia Caribeña que se celebra a propósito de la exposición CIEN VECES MAX. Max Pou: cronista visual de una época. En el centenar de obras de Max que se exhiben en la sala de exposiciones temporales del Centro León hasta el 27 de frebero, es perfectamente perceptible que se trata de un hombre que ha estado ligado al mundo de la publicidad. Es obvio que Max sabe que cada imagen puede trascender su mera apariencia para propagar mensajes subliminales, invisibles a los ojos, como diría un escritor que inventó un principito que llevaba consigo un planeta, una flor y una conmovedora tristeza.

Conversemos entonces todo cuanto sea posible con estos señores y no les dejemos ir hasta que nos respondan de una manera convincente la pregunta que les hemos hecho. Damaris Defilló, Nandy Rivas, Freddy Ginebra y Max Pou tienen que confesárnoslo todo esta noche, dirán con lujo de detalles cómo cada uno de ellos decidió empezar una aventura muy parecida a la de Aureliano Buendía cuando su abuelo lo llevó a conocer el hielo. La lluvia ha cesado a propósito y uno de los personajes creados por ellos, acaba de sacar un As de Corazones para repetir con orgullo: “Santiago es Santiago, Santiago es Santiago, la Ciudad Corazón”.

CV