Al concluir la quinta sesión de trabajo, los participantes del evento internacional se reunieron en el auditorio para hacer un resumen del encuentro de tres días.

Los tres días de impresionantes ponencias, interesantes conferencias y de desenredar todos los aspectos históricos y culturales del merengue fueron resumidos en una gran plenaria final que se llevó a cabo el último día de jornadas del Primer Congreso Internacional Música, Identidad y Cultura en el Caribe, que se celebró entre los días 8 y 10 de abril en el Centro León.

Este cónclave especial, celebrado con todos los participantes del Congreso (conferencistas, ponentes y artistas invitados, entre otros) en el Auditorio del Centro León, clausuró de manera especial esta primera entrega del Congreso, que estuvo dedicado por completo al ritmo dominicano que conmemora sus 150 años de aparición pública.

Los integrantes del equipo de relatoría hablaron acerca de las experiencias, resultados y conclusiones de las distintas mesas de trabajo que conformaron el Congreso, fruto del trabajo de las tres jornadas laborales de estos grupos, denominados Güira, Tambora y Acordeón, dispuestos en salas del mismo nombre.

La primera con la palabra fue Altagracia Pou, que detalló todo lo concerniente a las actividades en la mesa de trabajo Güira, durante todo el Congreso, y que analizó –en diferencia ponencias– el tema El merengue en la identidad cultural dominicana y del Caribe.

En su intervención, Pou habló del acertado inicio de labores con las ponencias de la norteamericana Martha Ellen Davis y Rafael Chaljub Mejía, quienes detallaron todos los fenómenos sociales atados al merengue y la relevancia de este ritmo en la identidad criolla. “Mejía abogó por la conservación del acervo cultural que significa el merengue típico, por su importancia como cónica de época, y concluye con sugerencias para su estudio y su conservación”, agregó.

Contó que en la segunda jornada, bajo el título de El merengue y la identidad cultural del Caribe, los expertos Edgardo Díaz Díaz (Puerto Rico) y Jesús Gómez Cairo (Cuba) comentaron sobre el impacto del ritmo en sus naciones, mientras que el testimonio estuvo a cargo de los intelectuales haitianos Félix Benoit y Ronald Paul, que hablaron acerca del merengue en su país. “Ambos [Benoit y Paul] proponen estudios para determinar los origines comunes del compa y el merengue”, dijo Pou.

En la tercera sesión se habló sobre el ritmo en Puerto Rico y el Caribe oriental, haciendo especial mención en los casos de Martinica y Curazao. Para ello, Elmer González (Puerto Rico), Pierre Catayé (Martinico) y Ieteke Witteveen (Curazao) hablaron sobre el impacto del merengue en sus sociedades y de cómo entra a estas islas el merengue.

Para hablar de la internacionalización del merengue, comentó, Pou, expusieron el chileno Manuel Eduardo Soto, de México Luis Albert y William Bush, de Canadá. “Se destacó la obra de Johnny Ventura y Wilfredo Vargas en este proceso, y fue cuando, según se dijo en la sesión, se produjo el gran salto, con la intervención de Juan Luis Guerra con sus arreglos orquestados y poéticos”, dijo Pou. Añadió que en la participación de Albert asegura que la diáspora es la mayor responsable de la llegada del ritmo a ese país.

En la última sesión de esa sala, acerca de El merengue en Cuba, se comentó acerca del auge con el que cuenta en la actualidad el ritmo criollo en el vecino país. En esta parte estuvieron las cuatro expertas cubanas Lilliana Casanella Cué y Neris González, en primera parte, y Mercedes Cruz Jorge y Grizel Hernández.

El merengue y los procesos sociales Ese era el tema de la mesa de trabajo número dos, o Sala Tambora, de la cual Bismar Galán tuvo que hacer el esbozo final. El cubano manifestó que, durante todas las ponencias programadas, “afortunadamente todos los puntos de vista coinciden en la intención de magnificar, reconocer y defender el merengue y a sus constructoras y constructores”.

Similar a Pou, Galán hizo un resumen de lo sucedido durante las sesiones de trabajo, adelantando que la conferencia magistral del doctor Paul Austerlitz, fue el punto de partida de los debates desarrollados en nuestra mesa de trabajo. En ella, dice, “Paul se remontó a diferentes criterios acerca de los orígenes del merengue emitidos por diferentes cultores del ritmo, como Luis Alberti” y que el experto finlandés “destacó posiciones políticas e ideológicas con las que ha sido utilizado el merengue e hizo referencia específicamente al caso Trujillo”.

Contó que en la primera sesión de trabajo se debatió con sobre el valor del merengue en la historia dominicana. En ese punto participó Euri Cabral, Luis Álvarez López y Darío Tejeda. Entre otras cosas, destacó que “la idea de crear el Museo de la Música de República Dominicana fue evaluada como excelente” y que el merengue ha estado ligado a la mayoría de los procesos patrióticos del país. La segunda sesión de trabajo -Merengue y diáspora- estuvo dedicada al debate de la presencia del merengue en la diáspora. El dominicano Francisco Chapman y las estadounidenses Sydney Hutchinson y Julie Ann Sellers hicieron importantes enfoques sobre cómo los dominicanos ausentes se siguen identificando con su ritmo vernáculo, llegando en ocasiones a proponer variantes y evoluciones.

Galán relató, también, que la tercera sesión de la mesa de trabajo estuvo concentrada en la díada merengue bachata y, por tanto, los dos ponente, Juan Miguel Pérez y Carlos Andujar Personal debatieron acerca de la bachata como factor de producción en comparación con el merengue (el primero de ambos) y El merengue y bachata como puente de comunicación musical.

“El tema de la Cuarta Sesión de trabajo ‘El merengue, la mujer y la sexualidad’ bien pudo llamarse ‘se rebelan las mujeres’”, bromeó Galán. Y es que en esta junta, las ponente Gladys Martínez y Ángela Altagracia Fernández y las invitadas Milly Quezada y La India Canela, manifestaron las “contradictorias situaciones en que las creadoras se han encontrado sumergidas durante mucho tiempo, y donde han soportado las discriminaciones de género”.

La ultima sesión de esta mesa, sobre el merengue y sus letras con relación a la vida dominicana, contó con la participación de Lipe Collado, Oscar Mota y Luis Manuel Brito. “En cada uno de ellas [las ponencias], se hicieron importantes comentarios y sugerencias que van dirigidas a una política de defensa del merengue y a dimensionar su función social”, completa Galán.

El relator deja el podium con algunas recomendaciones, a manera de conclusión, generada en las sesiones. Dice que entre los principales elementos que han sido señalados por los ponentes y participantes en el evento cita que las variantes del merengue no han sido suficientemente estudiadas y al respecto faltan muchos datos necesarios, por tanto se sugiere el estudio; se propuso estudios acerca de las mujeres merengueras, que son insuficientes, según la documentación y experiencias que se presentan por los participantes; y, entre otras cosas, que se corrija la carencia de un Museo de Música y la Danza Dominicana, un lugar donde mostrar el patrimonio cultural del país.

Al final del recuento, Nicolás Guevara se presentó para hacer la relatoría de la Mesa de Trabajo 3, que llevó el tema “El merengue: evolución, medios de comunicación e industrias culturales”.

Citó algunas de las ideas claves que surgieron en el desarrollo del trabajo en esa mesa, que tuvo sede en la Sala Acordeón, entre las que estaban que se incorpore desde temprano la educación musical y que con esta se toque los temas del merengue. Se destacó las dificultades que por la que ha atravesado el ritmo para mantenerse a lo largo de los años.

Agregó algunas propuestas que salieron de las reuniones, “como políticas estatales que respalden el merengue en todo sentido, la incorporación del folclor musical en las academias de músicas dominicanas, difundir obras sobre el merengue y documentar las experiencias de los clásicos musicales”, además de la creación de la Casa del Merengue.

Destacó la participación de Edis Sánchez, Carlos Stasi, Paco Cao y José Castillo, entre otros más.

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