Con la conmemoración del 150 aniversario del incendio de Santiago ocurrido el 6 de septiembre de 1863, el Centro León realizó un Encuentro con la Memoria, en el que el historiador Edwin Espinal Hernández abordó las distintas versiones sobre este acontecimiento y cómo este se convierte en punto de partida para los cambios urbanos generados en la ciudad en el siglo XIX.

En su exposición Espinal Hernández, significó que, después del incendio, la ciudad no apartó su renacer de los cánones coloniales que le dieron origen, y que se reformó a partir de la construcción del hoy parque Duarte en la Plaza de Armas, la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, el Palacio Consistorial, el edificio del mercado de comestibles, la actual Catedral y el parque Colón,  delimitándose en “Pueblo Arriba” y “Pueblo Abajo”. No obstante, destacó que siguió siendo una ciudad con un aspecto rural revestida de elementos urbanos, en cuya inserción tuvo destacada participación el presidente Ulises Heureaux.

“El incendio de 1863 fue la mayor catástrofe social de Santiago desde el terremoto de 1842. Marcó una ruptura, un antes y un después en su desarrollo urbano, no sólo porque la destruyó prácticamente por completo, sino porque fue punto de partida en el accionar del gobierno municipal, la iglesia y los almacenistas o inversionistas privados  para aglutinar a los grupos locales de cara a su reconstrucción”, planteó Espinal.

La ciudad de Santiago, como producto de fuertes brisas y la explosión de numerosos alambiques, fue arrasada casi por completo por el incendio desatado a propósito del sitio tendido a las fuerzas anexionistas españolas por el ejército dominicano en la fortaleza San Luis durante la batalla del 6 de septiembre de 1863, en plena Guerra de la Restauración. En el plano a pluma levantado tras el desastre por el español Ignacio López, una línea irregular sobre la Cuesta de las Piedras establece que apenas sobrevivió una veintena de manzanas del “Pueblo Arriba”.

Imágenes de la ciudad de Santiago de la época fueron acompañando al historiador Edwin Espinal, quien al finalizar su presentación interactuó con los asistentes en una fructífera sesión de preguntas y comentarios.