En los ocho espacios que conforman la versión museográfica de esta muestra en el Centro León, se juntan dos de los proyectos expositivos más ambiciosos del Instituto Valenciano de Arte Moderno.

Inicios
En 1829, Louis Jacques Mandé Daguerre y Joseph-Nicéphore Nièpce inventaron todo un sistema de producción fotográfica, pero tuvieron que esperar diez años para que la Cámara de Diputados de Francia declarara a la fotografía como un “bien de dominio público”. A partir del 3 de julio de 1839, esto es hace ya 167 años, se considera legalmente a la fotografía como un oficio que podía producir objetos mercadeables o para cualquier uso. Durante las primeras décadas, los fotógrafos se dedicaron básicamente a la experimentación de nuevos procedimientos. Cerca de 1860, Nadar (Gaspard Félix Tournachon), uno de los primeros autores que desarrolló una obra diferenciada de los inventores, realizó el Retrato a Sarah Bernhardt, obra que da inicio a esta magnífica exposición dedicada a la representación fotográfica del ser humano.

Pioneros
Mientras la veracidad del retrato fotográfico iba logrando describir los aspectos humanos con gran rigor, el retrato pictórico huía de una representación fiel a la realidad y comenzó a explorar nuevos caminos… Los avances tecnológicos facilitaron cada vez más y mejor la mirada libre de los fotógrafos. Con la observación de los rostros interpretados por Ernest James Bellocq o del español Tomás Montserrat podemos ver las posibilidades que ofrecen las primeras miradas de los pioneros. A través de las diversas técnicas utilizadas por estos iniciadores se evidencia como la fotografía reinterpreta aquello que se muestra ante sí según los infinitos modos potenciales de lectura que el autor de la imagen posee. Estos primeros retratos fotográficos –que exigían cierto tiempo de pose– mantenían una temporalidad interna muy diferente a los obtenidos instantáneamente, consiguiendo por eso mismo una densidad mucho mayor en la representación del sujeto.

Vanguardias artísticas
Fotógrafos como Claude Cahun, Alexander Rodchenko, Man Ray o August Sander evidencian las experimentaciones que se originaron en la época de las vanguardias históricas. Sus retratos muestran cuan vinculado estuvo el nacimiento y desarrollo de la fotografía con el progreso de las sociedades burguesas a fines del siglo XIX y principios del XX. Durante el período que va desde comienzos del siglo pasado hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial, surgieron en Europa varios movimientos innovadores que tendrán una gran importancia en la evolución posterior del arte. La vanguardia, como fenómeno sociopolítico y cultural, se desarrolló en la época de lo moderno para intervenir como lectura esencial de la crisis existencial y la crítica de su tiempo. El florecimiento de estas formas de crear coincide con un clima socioeconómico de aceleración de la historia que produce avances y desarrollo de formas productivas a la vez que adelantos técnicos y científicos que se reflejaron en el vanguardismo artístico.

Grandes maestros
Este ámbito presenta una difícil y cuidadosa selección de los mejores retratos que posee el acervo fotográfico del IVAM. Aquí se muestra lo más representativo de los movimientos y de los notables autores que esta expresión artística ha tenido. Los retratos realizados por grandes maestros como Walker Evans y Paul Strand, junto a la obra de los artistas españoles Agustín Centelles o Vicente Martínez Sanz, nos muestran imágenes donde la apariencia humana es invariablemente un objeto de interpretación. Estos importantes nombres de la historia de la fotografía codifican e instan a descifrar los personajes retratados a partir de un contexto, o de acuerdo a significados sociales como edad, género o vestimenta.

La mirada humanista
La mirada humanista en el retrato se ejemplifica en fotógrafos como Lisette Model, Edouard Boubat, William Eugene Smith, Robert Frank, Sergio Larrain o los españoles Francesc Català i Roca y Ricard Terré, que contemplaron el mundo con la esperanza de su reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial. Este proceso de decadencia que había tenido lugar a partir de las grandes conflagraciones planetarias produjo una sensibilidad y un interés por la renovación y superación de las cuestiones humanas. Los contextos y espacios del hombre y la mujer, fueron evaluados por los creadores de post-guerra con un sentido participativo de inmersión en sus íntimas realidades. La fotografía, que contaba con un nuevo instrumental producto de ciertas innovaciones fotográficas empleadas en el campo militar, se ocupó entonces de reflejar contextos personales y también cambios sociales. No sólo se trataba en este momento de abordar la fotografía como posibilidad de representación del mundo en sentido general, sino de representar la nueva humanidad que ésta hace visible de manera muy especial y concreta.

Fotografía conceptual
La evolución de la conceptualización en la fotografía es un proceso de vital importancia para el posicionamiento de esta manifestación en la actualidad. La idea que se planteaba y decidía emitir por parte del fotógrafo comenzó a jugar un papel esencial junto a la captación del momento decisivo y la fortaleza de la propia imagen. Este tipo de trabajo fotográfico dejó de entenderse sólo como una crónica visual para emplearse también como medio para comunicar pensamientos, preocupaciones y emociones. André Gelpke, Graciela Iturbide, Richard Avedon o el español Alberto García Alix son exponentes de cómo evolucionó la fotografía conceptualmente en torno al rostro de las personas y del propio contexto individual de cada autor. Estas obras muestran el modo en que la fotografía ha servido como instrumento de documentación de conceptos e ideologías, orientándose hacia intereses y preocupaciones particulares (cuestiones sociales, económicas, culturales o laborales) y jugando con posibilidades muy heterogéneas tanto de técnicas como de ubicación.

Últimas tendencias
A finales del siglo XX y principios del XXI, la mirada se agudiza y se torna más inquisitiva y crítica, como vemos en la obra de John Baldessari, Cindy Sherman, Richard Prince o del español Toni Catany, al igual que en la del valenciano Julián Lladosa (galardonado en el I Premio Internacional de Fotografía Digital Gabriel Cualladó organizado por el IVAM en el año 2003). El análisis y disfrute del retrato fotográfico contemporáneo se logra por la variedad de puntos de vista que éste conlleva, y también por la incorporación de ideas como la apropiación, la distorsión y hasta la disolución de la identidad. Los creadores de hoy en día suman en la imagen de un rostro preocupaciones e intenciones más trascendentes y que les atañen a ellos mismos como fotógrafos y como seres humanos.

Gabriel Cualladó
La obra del fotógrafo valenciano Gabriel Cualladó [Massanassa,1925 – Madrid, 2003] se muestra en este ámbito como un sincero homenaje y un gran reconocimiento a la obra de este autor nacido en la Comunidad Valenciana, que vivió y trabajó desde muy joven en Madrid sin dejar de relacionarse con su ambiente familiar original. Cualladó fue uno de los principales autores que más y mejor influyeron en los cambios de la utilización de la fotografía en la década de los cincuenta, cuando se inicia en España una renovación de la estética fotográfica que predominaba en los materiales documentales. Este fotógrafo mantuvo siempre su interés en cambiar el panorama de la fotografía española, labor a la que se dedicó junto a sus amigos de la denominada Escuela de Madrid, del grupo La Palangana y del grupo AFAL (Agrupación Fotográfica de Almería), convirtiéndose en uno de los referentes más importantes de la creación fotográfica de su país. La contribución principal de Gabriel Cualladó fue traspasar los límites de la fotografía documental a través del desarrollo de una especie de álbum familiar con el que logra otorgarle un gran valor estético a los instantes captados en su propio ambiente cotidiano.

Centro León