Perspectivas actuales de la arqueología cubana y sus vínculos con la antropología a partir de dos experiencias prácticas de trabajo comunitario y arqueología aplicada.

En constantes espacios de reflexión el Centro León aborda temas sobre distintas realidades comunes en los países del Caribe, que sin lugar a duda, son afrontadas de maneras distintas acorde a la cultura, costumbres y en gran medida a los planes y proyectos que se desarrollan en torno a esos espacios.
En esta ocasión, en el marco de una conferencia, la discusión giró en torno a la Arqueología y antropología aplicada en Cuba, donde el antropólogo cubano radicado en el país, Jorge Ulloa, conversó acerca del estado actual de estas disciplinas en la hermana isla de Cuba, y cómo se han desarrollado proyectos de trabajo comunitario que han contribuido al bienestar de diversos colectivos.
Los primeros referentes arqueológicos o antropológicos aparecidos en la literatura y referidos a Cuba datan del 1779, en la Gaceta de Madrid del 5 de febrero de ese año. Más tarde, una de las grandes luminarias de los estudios etnohistóricos en Cuba, José Antonio Saco, dio a conocer su contenido consistente en dos cemíes hechos en guayacanes negros y encontrados en la cueva Sabalanamar, cerca de la Habana.
A estos primeros balbuceos de la arqueología y la antropología en Cuba, siguieron los importantes estudios del pionero de la antropología de este país y el Caribe: Fernando Ortiz, a finales del siglo XIX y principios del XX. Posteriormente esta iniciativa recibió los impulsos en arqueología de los doctores: Luis Montané Dordé y Carlos de la Torre y Huerta, además del norteamericano Jesse Walter Fawkes, ayudando los mismos a institucionalizar la disciplina de la arqueología en esa isla.
Juan José Arrom, se convierte en una autoridad en el Caribe en la interpretación de la mitología Taína; Lidia Cabrera en los primeros estudios del complejo mundo religioso afrocubano y Manuel Moreno Fraginals con sus ensayos sobre el azúcar. Manuel Rivero de la Calle en antropología física se proyecta como un investigador de rigor.
En la segunda mitad del siglo XX, Herrera Fritot se relaciona con arqueólogos dominicanos dando continuidad a los trabajos en esa área. La Casa del Caribe, La Fundación Fernando Ortiz, el Instituto de Antropología de Cuba y otras instituciones son hoy en día continuadores de esa vieja tradición, apoyadas por un conjunto de jóvenes investigadores discípulos de los grandes Maestros de la arqueología y la antropología cubana.

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