Poco a poco el Centro León, que honra con su nombre a Eduardo León Jiménes, se ha convertido en la única y mejor plataforma de la cultura que tiene el país, sin restar méritos a otras instituciones que, bajo el control del Estado, han venido realizando su tarea según dispongan de recursos.

Pese al corto tiempo que lleva operando, apenas dos años, el Centro León, de Santiago, es el punto en el que reverberan a diario todas las expresiones de nuestra cultura. No hay un centro en el país que se le iguale en su dinámica. Cada día se ofrecen allí, en sus majestuosos y modernos salones, y casi de manera simultánea, actividades que privilegian el cine, la pintura, la literatura, la investigación científica o el puntual debate de los temas nacionales. También se ofrecen conciertos, exposiciones, conferencias, tertulias, proyecciones de filmes y talleres educativos para cualquier rama del saber y del conocimiento. Posee una mediateca en la que los estudiantes o los investigadores, no importa su rango ni especialidad, pueden encontrar información sobre arte, antropología y ciencias ambientales, tanto de forma virtual o presencial, con una red de computadoras para el acceso a distintos catálogos y bases de datos con informaciones gráficas, textuales, fotográficas, cartográficas, fílmicas y sonoras. Cuenta con salas de exposiciones permanentes, con las obras ganadoras de sus famosos concursos de pintura y con temporales, sea de dibujo, fotografía, escultura y cualquier otra forma expresiva. Se atesoran los llamados símbolos o signos de la identidad dominicana, aquellos elementos característicos de las distintas etapas de nuestra vida como Nación, tanto en objetos originales, que constituyen valiosas reliquias históricas, como en fotografías y diaporamas. Una de esas exposiciones temporales es “Huella y memoria”, que recrea la historia de la familia León Jimenes, exitosa en su incursión en la producción y fabricación de tabacos y cigarrillos, bebidas cerveceras y sus invalorables aportes a la cultura, a la educación y a otras actividades humanas. Poco a poco el Centro León, que honra con su nombre a Eduardo Leon Jimenes, se ha convertido en la única y mejor plataforma de la cultura que tiene el país, sin restar méritos a otras instituciones que, bajo el control del Estado, han venido realizando su tarea, según dispongan de recursos. Es una pena que existiendo tanto dinero para gastar en obras no prioritarias y personal super numerario, los principales centros de la cultura operados por el Estado presenten deficiencias y deterioros en sus estructuras físicas, y sean infrecuentes las actividades que promueven. Este Centro León es una maquinaria imparable que se proyecta no sólo nacionalmente, sino en el extranjero, trayendo o llevando exposiciones y organizando eventos de la mayor importancia para la cultura caribeña. El que todavía no se ha dado una vuelta por esta impresionante fuente de la cultura, que lo haya ya y no se arrepentirá.