Adriano Miguel Tejada y Héctor Camacho encabezaron la reciente tertulia de la pelota del Centro León dedicada a rescatar los nombres de aquellos que ayudaron hacer la historia de este deporte y que, por alguna razón han quedado en el olvido. 

Muchos son los nombres ligados al mundo béisbol nacional que se mantienen vivos en el presente. Sin embargo, hay otros que, por diferentes razones, han quedado en el olvido. Para rescatarlos, la tertulia de la pelota de esta ocasión, que forma parte de las actividades paralelas a la exposición ¡Nos vemos en el play! Béisbol y cultura en la República Dominicana, reunió a Adriano Miguel Tejada y Héctor Camacho, dos destacados conocedores del béisbol que revivieron algunos de los personajes que ayudaron a hacer la historia de este deporte en el país.
El encuentro, realizado en el Salón de Actividades del Centro León y moderado por Rafael Emilio Yunén, Director General del Centro León, inició con la intervención de Héctor Camacho, quien hizo énfasis en el béisbol amateur dominicano, definiéndolo como la cantera para el profesional de la pelota. “Esta modalidad fue la propulsora de un culto a este deporte en República Dominicana, pero su calidad ha disminuido en el país, ya no existe ese romanticismo característico de décadas atrás”.
Camacho manifestó que los torneos regionales celebrados en el pasado fueron los que propiciaron la cultura de la competencia entre los jugadores. En su discurso no dejó de loar nombres como los de Aníbal Medina, Rolando Pérez (Yolo), hombres que apoyaron a los jóvenes jugadores, no sólo en el plano deportivo sino también a nivel personal y académico. “Anibal Medina creó un mecanismo para que jugadores nacionales pudieran representar el país; como miembro de Federación Mundial de Béisbol Amateur, llevó a la Región Norte a torneos mundiales y del centro del Caribe”.
“Es un acto de justicia recordar aquellos jugadores que lo dieron todo en el terreno del juego”, iniciaba Adriano Miguel Tejada, Director de periódico Diario Libre y quien una vez fuera Catcher, Tercera Base y árbitro en muchos juegos. Durante su intervención esbozó una muy nutrida cronología de la sociología del béisbol dominicano resaltando fervientemente nombres trascendentales en la historia de la pelota nacional.
“Baldomero Melo Ureña se convirtió en el primer jugador dominicano en ser contratado fuera del país, por el equipo de Ponce, Puerto Rico”, narraba Tejada”. Como era de piel blanca, fue también el primer dominicano que jugó en los Estados Unidos bajo contrato. Desde finales de 1923, cuando Tetelo Vargas, de 17 años jugó con los Macao Stars hasta 1933, un gran número de jugadores dominicanos consiguió contrato de trabajo en Venezuela, Cuba, Puerto Rico y Estados Unidos. En 1925 Pedro Sanz estaba jugando en las ligas negras…”
Otros de los importantes nombres mencionados por Tejada fue Juan Delfino B. García y Gui Gui Lucas, el primer dominicano en jugar en una Serie del Caribe al reforzar a un equipo puertorriqueño. El destacado periodista también recordó que la subsistencia de un pelotero casi siempre no era una profesión sino un oficio, como los jugadores que componían el equipo del Santiago Baseball Club de 1936, constituido por obreros: Santiago Gómez, mecánico; el Jardinero derecho Edilio Victoria, herrero; el receptor Polanco Rodríguez, carpintero; el Jardinero izquierdo Bobo el sordo, albañil; el Jardinero central Cheché Jorge, zapatero, entre otros. Todos ellos, obreros de profesión, pero atletas singulares.
“No se puede olvidar a los grandes promotores del béisbol aficionado como Fernándo Bolo Vicioso, Dafaneli Martínez, Humberto Gómez Olivier, Horacio Veras, Puyo Estéfan, un gran promotor del béisbol campesino. Y en el campo profesional a Francisco Cabrero, uno de los grandes olvidados que llevó a Atlanta a la Serie Mundial del ‘92”.

Rosanna Núñez