La religiosidad compartida por un conglomerado social constituye uno de los principales factores que contribuyen a la cohesión, asunción, práctica y defensa de lo que suele considerarse como nacionalidad. En el ámbito de las naciones del Caribe, esa religiosidad que ha llegado hasta la actualidad a través de un largo y complejo proceso de acumulación y sincretismo tiene acentuadas características que la singularizan y distinguen a partir de sus orígenes, donde confluyen las prácticas religiosas de los habitantes originarios (taínos), de los conquistadores colonizadores (españoles) y de los esclavos (africanos) procedentes de diferentes culturas y religiosidades.

Para la República Dominicana, esas religiosidades han formado parte importantísima del proceso de construcción de una identidad propia que, al mismo tiempo asume y aporta en su interrelación con otras identidades. Dentro de esa identidad nacional dominicana ocupa un lugar prominente y especial el culto a la Virgen de Altagracia, como expresión propia de la tradición mariana de la Iglesia Católica. En 1924 el Congreso del país decretó la celebración de Nuestra Señora de Altagracia como fiesta nacional el 21 de enero, y el 31 de octubre de 1927 el Papa Pío XI la declaró fiesta de la Iglesia Católica.

El libro que hoy sugerimos a nuestros lectores, Historia de Nuestra Señora, la Virgen de Altagracia, de la autoría de John Fleury, constituye sin duda una valiosa fuente de información y conocimiento para quienes se interesen por ahondar en esta tradición que caracteriza al pueblo dominicano. Sobre esta obra, Monseñor Ramón de la Rosa y Carpio, quien fuera Obispo de la Basílica Catedral Nuestra Señora de la Altagracia en Higüey (1995-2003), expresó que:

“Considero que la presente investigación será vista como una historia a la vez comprensiva y completa de los distintos aspectos históricos sobre la Virgen higüeyana y dominicana. El autor tuvo el atrevimiento de lanzarse a la tarea de organizar cuantos datos había y pudo encontrar sobre la Altagracia. Sé que le dedicó muchísimas horas y energías. Se entregó a la tarea en alma y corazón. Este libro de John Fleury será una fuente altagraciana para cuantos traten el tema altagraciano o el Higüey de los tiempos coloniales. Reúne en él unos textos originales de valor incalculable para el estudiante serio de la materia”.