La colonización y adaptación a las Antillas de los primeros emigrantes aruacos estuvo acompañada de cambios en otros aspectos de su cultura, lo que dio lugar a desarrollos culturales locales, a partir de la base de ese tronco esencial y de la relación con los descendientes de los predecesores arcaicos.

Algunos de esos desarrollos culturales locales están muy relacionados con la propia diversidad de expresiones de lo taíno, que como ya hemos dicho, alcanzó el nivel de desarrollo más alto y resumió muchos de los aspectos de sus antecesores. El desarrollo local destacable como antecesor de los taínos en las Antillas Mayores se encuentra en los grupos que los arqueólogos han definido como ostionoides, desarrollo generado a partir de los cambios y los procesos sufridos por los aruacos iniciales en la isla de Puerto Rico y el este de la isla Española. El estudio de los ostionoides ha demostrado que este grupo aborigen aportó modificaciones a las técnicas de cultivo conocidas hasta ese momento por los aruacos y desarrolló otras que generaron un alto nivel de productividad, entre ellas el llamado montículo agrícola, que luego encontraremos entre los taínos.

Es importante señalar que muchas de las características que luego se observarán entre los taínos –la construcción de bateyes o plazas ceremoniales para el juego de pelota, los rituales empleando sustancias alucinógenas (cohoba), entre otros– se desarrollaron o alcanzaron una buena representación como prácticas entre los ostionoides. Esto nos conduce a plantear con razón que el antecedente más directo en cuanto al desarrollo local del mosaico multicultural reconocido como “cultura taína” se encuentra precisamente en la expresión cultural ostionoide, la que a su vez se derivó, como se ha explicado, de las migraciones aruacas procedentes de las costas de Venezuela y de los procesos de interacción con los grupos arcaicos precedentes.

Los desarrollos locales antillanos, en especial en las Antillas Mayores, ocurridos esencialmente entre el siglo V y hasta el siglo VIII después de Cristo, no solo trajeron aparejadas mejoras en la producción agrícola, sino también una estructura social más compleja. Como resultado de esto aparecieron nuevas alfarerías que alcanzaron su propia personalidad. En Puerto Rico emergieron nuevos estilos cerámicos vinculados a esos desarrollos locales, entre ellos el llamado estilo ostionoide, el que se encuentra ligado al desarrollo de las formas de asentamiento novedosas ya mencionadas.

A partir del siglo VIII después de Cristo –y quizás antes– las comunidades ostionoides surgidas en Puerto Rico pasaron a la isla de La Española, habitando en zonas de valles como la del Cibao y en lugares costeros –todo el sudeste de la República Dominicana– y difundiéndose rápidamente por toda la isla.

A partir de estas comunidades, fue básicamente en el este de la isla de Santo Domingo y en la isla de Puerto Rico donde se inició el desarrollo de lo taíno, y fue en esas regiones donde se gestó la cerámica de estilo chicoide con la que se ha identificado arqueológicamente. Esa cerámica se encuentra entre las evidencias consideradas representativas de la cultura taína. Está asociada a objetos con un alto nivel de simbolismo y desarrollo en la decoración, que fueron elaborados en hueso, concha, madera y piedra, además de otros elementos que denotan alto grado de complejidad social –plazas ceremoniales, plazas para juegos de pelota, etc.–. Los procesos de formación de la “cultura taína” son, por tanto, locales y autóctonos –en especial en la isla de Santo Domingo y Puerto Rico– y han sido fechados a partir del siglo IX después de Cristo, aproximadamente.

Es importante referir que nunca existió un dominio total de lo taíno sobre todas las Antillas, sino una marcada influencia en ese territorio. Aunque ya hemos comentado que las fuentes históricas de la conquista deben asumirse con cuidado y pueden ser rectificadas en futuras investigaciones, estas señalan la existencia de otros grupos, como los llamados indios macoriges y ciguayos, ubicados en el norte de La Española; además de los caribes, que habían ocupado algunas islas de las Antillas Menores –desde la actual isla de Guadalupe hasta Granada–. A partir de las huellas de su cultura material, los llamados macoriges han sido identificados y seguidos a través de un estilo cerámico conocido como meillacoide, que al parecer también se originó en la isla de Santo Domingo como parte de los desarrollos locales y luego se expandió al resto de las Antillas Mayores, mientras los caribes parecen corresponder a la oleada migratoria de una etnia diferente, que penetró tardíamente en algunas islas de las Antillas Menores desde zonas de Guyana. Para estos últimos, su identificación arqueológica es aún una de las grandes incógnitas de la historia del Caribe.

El hecho de que los taínos fueran un grupo en expansión y mayoritario en las grandes Antillas, además de poseer el mayor grado de desarrollo sociocultural, fue lo que en parte provocó que los europeos en el siglo XV y XVI vivieran en contacto perenne con ellos, y por tal motivo sus crónicas y narraciones se centrarán en descripciones relativas a lo que se ha considerado como el modo de vivir de esa cultura.

Es necesario destacar que la “cultura taína” se desarrolló fundamentalmente entre los siglos IX después de Cristo hasta la segunda mitad del siglo XVI después de Cristo, y su extensión desde el punto de vista geográfico abarcó principalmente casi toda la isla de La Española –actualmente República Dominicana y Haití–, la isla de Puerto Rico, el Oriente de la isla de Cuba, parte de la isla de Jamaica, las Islas Vírgenes, y las islas Bahamas o Lucayas. Desde esa percepción geográfica, y tomando en cuenta la variabilidad y diversidad de sus niveles de desarrollo cultural, algunos investigadores (Rouse, 1992) han dividido el poblamiento taíno de las Antillas en tres sectores: Taínos clásicos –isla de La Española, Puerto Rico y el extremo oriental de Cuba–; taínos occidentales –los que ocuparon Las Bahamas, Jamaica y la mayor parte de Cuba– y taínos orientales –los que ocuparon las islas entre Vieques y Guadalupe–.

Tomado del libro Tesoros del Arte Taíno.