La tendencia a considerar consciente o inconscientemente los inicios de la historia del Caribe a partir del arribo de los europeos es todavía común en algunos predios académicos y populares. 

Esta idea generalmente se encuentra fundamentada por un desconocimiento de la historia indígena anterior a ese suceso, y por la ausencia de un núcleo poblacional indígena fuerte en el Caribe de hoy. Ambos factores han contribuido a generar una visión limitada, y en ocasiones nula, del aporte de estos grupos humanos a la historia y la cultura de la región. Esto también ha ayudado a desdibujar las huellas del pasado precolombino en las culturas caribeñas, remitiéndolas casi siempre a la mera presencia de elementos de cultura material, vocablos, técnicas, tipos de cultivo, formas de viviendas, etc., percibidos como las filiaciones inamovibles o enclaustradas de una cultura.

Es evidente que existe una estrecha relación entre el reconocimiento de la historia precolombina del Caribe, el conocimiento de las dinámicas que desembocaron en la formación y desarrollo de lo taíno y la historia posterior de este espacio humano. Si bien es cierto que en la historia del Caribe y en la conformación de sus culturas actuales han desempeñado un importante papel las migraciones de personas desde distintas partes del mundo, ese proceso no comenzó con la llegada de Cristóbal Colón, y esas sucesivas oleadas se asentaron sobre una base, unos cimientos consolidados como resultado de procesos complejos y centenarios que tuvieron lugar en el contexto de las islas: el mosaico cultural de la tainidad.

El llamado ocaso de estas culturas, provocado por la colonización, no ha significado su total desaparición. Muchos de sus elementos o aportes se encuentran presentes en la cultura caribeña actual, y muchos llegaron a nosotros a través de los propios colonizadores, quienes tuvieron que adoptarlos para resolver necesidades concretas de un contexto natural para el cual no estaban preparados, o a través de los esclavos africanos que fueron traídos para sustituir la falta de mano de obra indígena, una vez que estos comenzaron a desaparecer físicamente. Es justo pensar entonces que un número importante de las costumbres y prácticas de aquellos hombres y mujeres se nos hacen irreconocibles en nuestra realidad, pero están ahí, formando parte de lo que hoy podemos llamar cultura caribeña.

Tomado del libro Tesoros del Arte Taíno.