Hablar de arte contemporáneo, obliga a que se reflexione sobre sus orígenes. Esto es, ¿en qué momento histórico se comienza a hablar de arte contemporáneo? ¿Cuáles son sus orígenes? En este aspecto hay que destacar que existen diversos criterios para poder definir lo contemporáneo en las artes.

Una de estas categorías, que ayudan a esclarecer el concepto es la cronológica; esta define lo contemporáneo a partir de la Edad Contemporánea, que se inició a finales del siglo XVIII con la Revolución Francesa. Otro criterio es el de las vanguardias artísticas; que alude al arte gestado en el siglo XX: el fauvismo, el expresionismo, el cubismo, el futurismo, el neoplasticismo, el dadaísmo, el surrealismo y el constructivismo. También luego de la Segunda Guerra Mundial la contemporaneidad se ha redefinido. Lo contemporáneo también ha tomado como punto de referencia lo actual, es decir lo inmediato.

En ese sentido, destacamos lo manifestado por la historiadora e investigadora de arte Sara Hermann, específicamente sobre las artes visuales realizadas en República Dominicana: «Al hablar sobre lo contemporáneo en el arte dominicano, no enfrentamos a una disyuntiva de periodización histórica y de maneras de contar». Puede decirse que el arte contemporáneo es una ruptura en los lenguajes visuales, que busca reinterpretar la realidad a partir de nuevos códigos, y de nuevas formas de expresión.

Antes de ahondar sobre lo femenino en las artes visuales contemporáneas en República Dominicana hay que tomar como punto de partida el contexto, en este caso, el Caribe, específicamente; el insular. Hablar del Caribe insular supone que se reflexione sobre varias particularidades que tiene este como región: la primera es que no solamente es una zona geopolítica importante, sino, que para poder comprender mejor su presente, habría que ver este lugar desde sus orígenes en la formación de la estructura socio-cultural, y de la fabricación de significados a partir de sus entornos. El Caribe es un sitio donde han confluido distintas culturas a través de los siglos; donde cada una ha sumado a la construcción de sociedades, que en la actualidad tienen puntos de convergencias y divergencias: haciendo que sea un espacio lleno de diversidad, y convirtiéndolo de esta manera en una zona llena de singularidad.

Mujeres dominicanas en las artes visuales

Al mencionar a la mujer dominicana, primero hay que resaltar que como en las demás artes, la mujer tuvo que ganarse su espacio. Deben mencionarse nombres de damas que con su hacer artístico dejaron un legado, como fueron: Celeste Woss y Gil, quien fue la primera mujer en dedicarse profesionalmente a las artes visuales; Clara Ledesma, Ada Balcácer, Marianela Jiménez, Elsa Nuñez, Soucy de Pellerano, Amaya Salazar y Rosa Tavárez. También hay que destacar a Maritza Álvarez, Luz Severino, Quisqueya Henríquez, Belkis Ramírez, Inés Tolentino, Raquel Paiewonsky, entre otras. Cada una de ellas ha trabajado temas muy diversos en sus obras y han abordado distintas situaciones sociales con enfoques muy disímiles.

En las últimas décadas ha venido en aumento la participación de la mujer en este saber. Sin embargo, actualmente las mujeres artistas todavía representan una minoría en relación a los hombres. Su desarrollo y crecimiento es evidente. Ellas se preparan, estudian, logrando así romper con estereotipos decadentes sobre los roles femeninos.

Muchas se han formado en el país y en el exterior, y se proyectan a nivel local e internacional. Unas desarrollan sus labores en el suelo patrio, otras en la diáspora, sin embargo, siempre las raíces dominicanas se perciben en sus composiciones.

¿Cómo las artistas dominicanas han abordado lo femenino?

Un creador es un creador, es decir, la concepción del arte debe entenderse como algo del individuo, esto es independiente de su sexo. El arte sea un hombre o una mujer quien lo realice, se eleva por encima del género. Sin embargo, deseamos presentar cómo lo femenino ha sido expuesto por estas creadoras.

Las artistas dominicanas han demostrado calidad, destreza, preparación, creatividad y compromiso social en sus trabajos. Temas como la negritud y la realidad vista desde significantes estereotipados fueron tratados por Clara Ledesma. Marianela Jiménez supo transmitir la cultura dominicana mediante códigos visuales plasmados en los roles femeninos. La obra Soucy de Pellerano está basada en los principios del expresionismo geométrico. Se caracterizó por la constante experimentación, donde incorporó materiales reciclados. Ada Balcácer posee una iconografía inspirada en los mitos caribeños. En Marianela Jiménez se reflejan los rasgos identitarios de la dominicanidad. Rosa Tavárez, con sus rojos deslumbrantes, homenajeó lo antillano a través del cuerpo. Elsa Núñez pintó a la mujer insular como un símbolo universal de la creación y del misticismo: la mujer vista como la madre naturaleza, generadora de vida. Maritza Álvarez ha denunciado las problemáticas sociales de la mujer actual, como la violencia de género.

Amaya Salazar, es el color de lo femenino: mujer de luces y contrastes. Luz Severino ha hecho un elogio a la niñez en sus obras. Los matices caribeños de la cotidianidad se encuentran en la poética visual de Quisqueya Henríquez. Las reflexiones de Belkis Ramírez han cuestionado el papel de la mujer en la sociedad. Inés Tolentino habla de una mujer violentada por la pareja. Raquel Paiewonsky presenta un trabajo enfocado sobre el cuerpo, visto como vehículo que porta mensajes. Ha abordado la violencia desde el cuerpo humano como un código que sustenta estructuras sociales.

Mujeres que construyeron una iconografía diferente y singular. Muchas siguen reinventando el presente, mediante una estética que mira más allá de lo femenino.

Arlyn Abreu
Comunicadora social