Un código es un sistema instituido, de correlaciones entre dos funtivos: uno del plano de la expresión con otro del plano del contenido.

 

Es comprendido como un sistema de signos y reglas que permite formular y comprender un mensaje. También pueden ser comprendidos en el caso que nos ocupa, como estrategias de interpretación de un fenómeno determinado.

Es en este sentido, que no consideramos las obras de arte visuales reunidas en QUE NO ME QUITEN LO PINTAO: Los códigos visuales del merengue, sólo como representaciones únicamente estéticas, sino también como mecanismos de comunicación no lingüística apropiados para representar determinadas unidades cognitivas que pueden o no transcribirse con precisión por signos lingüísticos. Subvirtiendo la idea de MacLuhan, “el medio no es el mensaje”, a que “el mensaje depende del código”, hablaremos de cuan poderosas han sido y son las referencias al merengue en las artes visuales.

En nuestro caso particular las definiciones del código se establecieron a través de la utilización de esquematismos como mecanismos cognitivos de síntesis visual que representan tipos de construcción de signos no verbales (la güira, la tambora, el acordeón, los personajes, la enramada, los hábitos y costumbres, la poesía de sus letras, la cadencia del ritmo, el vaivén de su baile, etc.).

En el proceso de síntesis propio de esta traducción de códigos se vincularán las propiedades culturales del ritmo a los componentes caracterizadores de la sociedad que lo produce. De acuerdo con Eco debemos entender que lo que se representa no es el ritmo o la danza en sí, sino que se representa una idea que se tiene de ello, idea que transcribe, a partir de un código, algunas condiciones de la experiencia que es la propia música. Condiciones vinculadas a lo político, social, económico… a lo contextual para hacerlo más abarcador. Por lo que dicha producción de signos visuales será resultado directo de distintos tipos de operaciones cognitivas2. La fiesta es, en ese caso entonces, y el merengue como su protagonista, el referente principal que indica celebración y goce. Ambos códigos también son referentes al sentimiento forzadamente nacionalista que contextualiza una obra como La fiesta del centenario de Alfredo Senior. En ella se bifurcan nociones sobre la historia con la biografía de los retratados, y el merengue es el recordatorio del estado de placidez y buenaventuranza que debía colmar a todo el presente.

Tomado del libro Que no me Quiten lo Pintao, del autor Darío Tejada.