Rumbo a sus 20 años de quehacer cultural, el Centro León reflexiona sobre su trayectoria y cómo a través de los años, así como con la aparición de nuevas herramientas tecnológicas, se ha visto impulsado a avanzar en la gestión de sus colecciones. Desde un sistema de catalogación totalmente digital hasta incluir visitas 360 grados como complementos expositivos, la tecnología ha servido como aliada constante. Como un museo que viene trabajando desde hace ya un tiempo con el apoyo de herramientas digitales, encuentra en programas como el Fondo del Embajador para la Preservación cultural un apoyo para el desarrollo de distintos procesos que resultan en la digitalización tridimensional de gran parte del patrimonio que resguarda.  

El contexto actual de gestión de museos a nivel mundial incluye la colaboración institucional como punto central de la ecuación, junto al uso actualizado de esas herramientas tecnológicas. Estos elementos se han venido desarrollando gracias a la investigación, gestión de colecciones y el gran acceso a la información sobre procesos museológicos. Sin embargo, a pesar de los grandes avances que se han logrado en la última década, aún existen algunos retos y oportunidades que resolver en los años venideros.  

Para abordar visiones y soluciones, Katherine Burton Jones, directora del Programa de Estudios de Museos en la Escuela de Extensión de la Universidad de Harvard; y Arlene Álvarez, gerente senior de exposiciones y programas del The Holocaust Memorial Resource and Education Center en Florida, comparten sus opiniones a partir la experiencia con el proyecto Investigación colaborativa y capacitación basada en intercambios en gestión de colecciones, premio al Centro León del Fondo del Embajador para la Preservación Cultural  de la Embajada de los Estados Unidos en 2021.   

 

Colaboración y uso de la tecnología  

Las especialistas consideran que sigue siendo necesario para instituciones artísticas y culturales conectar con especialistas en colecciones, gestión, arqueología, tecnología, y que estas colaboraciones también sirvan para que expertos en estas áreas amplíen su experiencia. En el caso de la digitalización de piezas en 3D, el Centro León ha centrado su esfuerzo en el aprovechamiento de una base de datos para desarrollar resultados a nivel digital, todo esto con el acompañamiento de especialistas externos a la institución.  

«Me encanta la idea de que aunque las colecciones suelen ser muy grandes y amplias, el Centro León haya tomado unas pocas piezas para trabajarlas de manera profunda, llevándolas de la catalogación a la imagen en 3D. Hacerlo de forma que un arqueólogo experto mire cada una de ellas, diga cómo se veía antes y asegure que esto nuevo es lo que lo representa», nos comparte Burton al hablar sobre este proceso. Además, pone en evidencia que para llevarlos a cabo fue necesario la colaboración de empresas locales que tuvieron que adaptarse a las necesidades de digitalización, ya que en este caso se trataban de objetos arqueológicos y etnográficos.  

Por su parte, Álvarez considera que a través de este tipo de proyectos, su documentación y difusión en los medios digitales se abre una oportunidad para apoyar a otros centros en la metodología de digitalización, para que con el resultado de estos esfuerzos puedan entender y planificar sus propios proyectos. «Creo que los fondos del embajador que apoyan este tipo de proyectos crean una oportunidad muy grande para difundir el proceso y la información que se produce», comenta al considerar este capital inicial como un gran apoyo, invitando a que, todas aquellas instituciones que puedan beneficiarse de este tipo de iniciativas, apliquen. 

Además, resalta que el reto realmente radica en obtener financiación para este tipo de proyectos de modo que pueda ser elaborado por etapas. «Siempre es mejor poder segmentar diferentes niveles porque así es más fácil identificar con qué tipo de colaboradores te puedes asociar». 

 

 

Catalogación y puesta en valor  

 El escaneo de piezas ha evolucionada la base de datos de los museos y a pesar de que las imágenes son elementos que se han podido integrar en los sistemas de catalogación desde su creación, Katherine asegura que «imágenes también han evolucionado a medida que las cámaras mejoran y así podemos tomar imágenes de mejor calidad. Pero introducir la idea de tener una imagen tridimensional complementaria en la colección realmente hace que el objeto cobre vida de nuevo porque son tridimensionales» 

La digitalización de piezas puede ser un reto, ya que más allá de las dificultades técnicas también es posible encontrar ciertas brechas a la hora de realizar la selección a desarrollar. A través de un proyecto financiado por instituciones que apoyen su desarrollo es posible documentar gran parte de una colección. Si no es posible digitalizarla en su totalidad, el mismo proyecto puede funcionar como espacio para revalorar y confirmar criterios de selección, dándole prioridad a piezas de gran valor histórico. Arqueólogos, investigadores, conservadores, músicos y especialistas desarrollan un sistema para proteger la calidad de esta selección. Katherine comenta cómo este proceso permite que los especialistas entren a la base de datos, echen un vistazo y se aseguren que los objetos seleccionados cumplan con los estándares de calidad para ser presentados de manera digital y que le sirvan a diversos tipos de públicos. Este proceso rompe la tendencia de registrarlo todo y asegura que esa selección sea comprobada y desglosada cuidadosamente, un trabajo a fondo que proporciona oportunidades si se requiere una expansión a corto, medio o largo plazo.  

En ocasiones, la experiencia presencial de los visitantes, tanto por el recorrido expositivo como la preservación de ciertas piezas, limita el contacto con los objetos expuestos. Sin embargo, a través del desarrollo de imágenes tridimensionales se abre la posibilidad de que cualquier tipo de público, y desde cualquier lugar, puedan acercarse a las piezas, conocer sus detalles y disponer de ellas cada vez que les interese consultarlas. Así también, Álvarez recuerda que para aquellos investigadores interesados existe la posibilidad de acceder a una base de datos de mayor calidad, con la cual tener un encuentro más cercano a nivel de imagen.  

 

Educación 

Fascinada por el proceso de escaneo de imágenes, Arlene comenta que «existen múltiples  posibilidades para realmente capacitar al sector de la educación en el Caribe y fuera de allí para que puedan utilizar los recursos del museo como estos para incorporar en la experiencia de las aulas». La difusión de esta información en escuelas, universidades dentro y fuera de la República Dominicana es una posibilidad que nos brindan estos avances en los que se han estado trabajando. Las colecciones pueden ser mejor conocidas a través de un trabajo educativo en colaboración con instituciones tanto públicas como privadas.  

«Los maestros locales podrían participar y poner a disposición estas colecciones, a través de su computador o teléfono. Crear una relación entre los objetos de uso cotidiano en las zonas rurales de la República Dominicana y esta colección», recomienda Katherine. La especialista felicita a la institución por el arduo trabajo que se ha venido cumpliendo en materia de educación, ofreciendo visitas en todo tipo de niveles, desde primaria hasta a estudiantes universitarios, incluyéndose en la labor diaria, fortaleciendo año tras año esa relación entre el aula y los museos.  

Existe una gran oportunidad en crear una experiencia multitudinaria que inicie en las aulas, con el acceso digital a las piezas de la colección; continúe de manera presencial dentro de la institución y finalmente termine con algún ejercicio práctico. «Enlazar soluciones a partir de lo que tienes en casa, con un trasfondo histórico accesible a través de un proyecto de alta calidad», confirma la gerente senior de exposiciones y programas del The Holocaust Memorial Resource and Education Center en Florida. 

 

Medios digitales y acceso a la información  

A la hora de hablar sobre los retos que la tecnología y los medios digitales nos presentan, Arlene propone la traducción de los contenidos trabajados como una puerta hacia esa conexión entre distintos investigadores y organizaciones de la región, una comunicación que serviría para tratar juntos estos nuevos desafíos. «No importa donde haya un centro cultural o un museo en el norte, sur, oeste, tendemos a tener los mismos desafíos como sector cultural, América no tiene en ningún país mucha inversión de manera constante», explica al exponer la disponibilidad lingüística para la ampliación de la audiencia a través del mundo digital.  

La documentación del proceso, el desarrollo de talleres tanto para formar al personal interno como para compartir con público externo, las visitas de instituciones públicas resultan ser nuevas formas de compartir información sobre el desarrollo de proyectos. Crear productos audiovisuales que registran estos procedimientos, así como otros puntos de acceso como un sitio web especializado, sirven para aumentar el alcance de los distintos tipos de audiencias.   

Burton Jones da a conocer su deseo de que en el futuro exista algún tipo de plataforma que guarde todas las colecciones que ya existen en línea y que cualquiera, estudiante de primaria o investigador, pueda tener acceso. Una plataforma de búsqueda con categorías que interconecte una institución con otra a través de la colaboración, «permitiría que instituciones como esta se convirtieran en un depósito de información digital, convirtiendo a la institución en una visita obligatoria para las personas que estén interesadas en aprender más sobre su historia, o para personas que quiere saber más sobre cómo gestionar este tipo de colección». 

Los retos que presenta el futuro de la gestión cultural, más allá de ser técnicos, involucra el tener esa apertura para generar estas grandes colaboraciones. Un acceso multicanal que asegure la preservación del patrimonio cultural en el mundo digital.  

Con la esperanza de que sigan existiendo fondos que apoyen a las acciones culturales, ambas especialistas consideran que el proyecto que se ha venido realizando por el Centro León será un punto de referencia para otras instituciones que quisieran establecer nuevos o mejores parámetros en su quehacer cultural. Así también generar una comunicación abierta con los profesionales de otros museos en Estados Unidos, Europa y toda América.